El martes 23 de abril, en Barcelona se celebrará Sant Jordi. Al igual que años anteriores, Barcelona permanecerá cerrada al tráfico en L’Eixample, entre la Diagonal, la Gran Vía, la calle de Balmes y la calle de Pau Claris. Un espacio que también se extiende por la Rambla y Gràcia. Además, todos los distritos de la ciudad tendrán espacios reservados para la venta de libros y rosas. Los establecimientos podrán montar sus puestos en la calle a partir del 22 de abril.
La historia de Sant Jordi
En 1930, el escritor Vicente Clavel propuso en Barcelona la fecha para celebrar El día del Libro. Y escogió la fecha del 23 de abril porque en ese mismo día de 1616 coincidieron la muerte los dos escritores más grandes de la historia: Cervantes y Shakespeare. Por lo que quedó establecida para la celebración de la fiesta de Sant Jordi en Barcelona el 23 de abril de cada año.
Para muchos escritores y escritoras este día significa un hito en su carrera. Siendo esta fecha muy señalada, los actos de presentaciones, firmas o lanzamientos de nuevos libros se multiplican. Es el día de mayor venta de libros (no solo en Cataluña) y su influencia termina repercutiendo a todo el país, teniendo un gran impacto como el día nacional del Libro de Catalunya.
¿Por qué se regalan rosas este día?
La historia nos dice que los romanos celebraban en primavera las Floralias o fiesta de las flores en honor de la Diosa Flora. Posteriormente, en el Siglo XV, en Sant Jordi y en el Palau de la Generalitat en Barcelona se celebraba una misa que coincidía con la Feria de las Rosas que se celebraba en el patio del mismo edificio. Al salir de la misa de Sant Jordi, los asistentes se regalaban rosas.
La coincidencia en el tiempo y el espacio hizo que en Barcelona las tradiciones se fusionaran. El éxito fue inmediato y enseguida se extendió por Cataluña la fiesta de Sant Jordi.
La leyenda de Sant Jordi
También existe una leyenda de cómo surgió el día de Sant Jordi.
Hace mucho tiempo, un dragón terrible atemorizaba a los habitantes de un pueblecito de Cataluña llamado Montblanc. El dragón causaba estragos en la población y devoraba a los animales de pasto de la aldea.
Para calmar la ira del dragón, los habitantes decidieron que cada día sacrificarían a una persona, escogida por sorteo, y se la ofrecerían como señal de buena voluntad.
Pero un día le tocó a la hija del rey ser el sacrificio. Cuando el dragón la iba a devorar, apareció un hermoso caballero para enfrentarse a la bestia. Era Sant Jordi, que le clavó su lanza, y de la sangre del dragón surgió un rosal de rosas rojas.
El suyo fue un gesto desinteresado y valiente que cambió la historia del pueblo y dio nacimiento a nuestra leyenda, pues, desde entonces, en Cataluña es costumbre regalar una rosa a la persona amada. Sant Jordi, patrón de Cataluña desde el siglo XIX, se convirtió en símbolo del territorio catalán con la Renaixença, movimiento político y cultural que recuperó las señas de identidad catalanas.