Como toda gran urbe que se precie, Barcelona también tiene su propia colección de leyendas urbanas. Algunas “clásicas” como la de la joven fantasma que aparece haciendo auto-estop en una la carretera de l’Arrabassada.
En realidad esta es una leyenda tan extendida por el mundo que las auto-estopistas fantasma podrían formar un sindicato numeroso para mejorar sus condiciones laborales. Pero también hay otras más originales. Una de ellas afirma que la danza de la sardana nació a partir de las brujas que bailaban en corro en la plaza de Sant Ramon del Call.
Por J.Ribera | Redacción Barcelona
Otra leyenda histórica: el Hostal Flor del Lliri
Situado en el número 1 de la misma calle, en el barrio gótico. Alrededor de 1950 siempre tenían alguna habitación libre. Algunos de los huéspedes adinerados que viajaban solos desaparecían en su habitación, y reaparecían unos días después en la mesa de otros huéspedes en forma de suculentos filetes y apetitosos guisos. La leyenda es antigua, e incluso se llegó a decir que los clientes eran asesinados mediante un ingenioso sistema que plegaba sus camas mientras estaban durmiendo. Actualmente el hostal está cerrado, pero queda el arco de su entrada. Plántense allí, imaginen y agucen el oído, porque hay quien asegura haber oído psicofonías.
Hospital del Tórax
En la vecina Terrassa, tenemos el Hospital del Tórax, antiguo hospital para tuberculosos, propensos a suicidarse arrojándose al vacío desde la novena planta. Aparte de los suicidios, se habla de asesinatos a cargo de enfermeras malvadas decididas a aligerarse el trabajo, de fetos procedentes de abortos conservados en tarros y de orgías satánicas, todo ello en una época anterior al descubrimiento de la penicilina y en la que la mayoría de los pacientes estaban condenados a muerte. El edificio abandonado es tan tétrico que ha sido convertido en plató para rodar películas de terror. Dicen que los fantasmas de antiguos pacientes siguen rondando por allí, de modo que igual alguna productora se ahorra contratar a un técnico en efectos especiales.
El métro
Otra fuente inagotable de leyendas urbanas es el metro. Desde las estaciones abandonadas o jamás inauguradas como por ejemplo la llamada “Gaudí”, al paso de la cual muchos viajeros afirman haber visto a una persona esperando eternamente en el andén, hasta la de Rocafort donde (esto sí está contrastado) se produjeron cuatro suicidios en el lapso de un mes, en los años 80. Ahora dicen que figuras fantasmales pasean su miseria de noche por los andenes y las vías, y que sus imágenes han sido captadas por las cámaras de vigilancia. Y también que los técnicos del la TMB se niegan a trabajar allí de noche. Otra leyenda concurrente es la del metro-surf, según la cual algunos jóvenes se enganchaban con una cuerda al último vagón del convoy y hacían surf sobre las vías, a menudo con consecuencias nefastas. Obviamente, sus fantasmas siguen lamentándose, maldiciendo el momento en que se dejaron influir por “Los Vigilantes de la Playa” y vagando erráticamente.
Poltergeist
En el 43 de la calle Francisco Giner, en el Barrio de Gracia se dio, en 1935 el primer caso de Poltergeist documentado y publicitado en Cataluña. Ruidos, psicofonías, muebles que iban solos de aquí para allá, sonidos espantosos, espectros errantes. El edificio sigue en pie, en la dirección indicada.
El ave gigantesca
Finalmente, concluyamos con el caso del ave gigantesca que sobrevolaba Barcelona a principios de los años 90. Decenas de personas la describieron de tal manera que no había otro remedio de llegar a la conclusión de que se trataba de un animal prehistórico de la era de los dinosaurios. Un pájaro de mal agüero, en todo caso.