Por Felipe Villa de la Torre
Hay en Europa pueblos en los que el tiempo parece detenido. Ciudades cuyas edificaciones conservan con ejemplar armonía el legado de siglos de historia. Caminar por sus calles empedradas, adentrarse en sus fortificaciones y castillos o cruzar sus majestuosas murallas son actos que a primera vista parecen simples y cotidianos, pero se transforman en maravillosos si nos detenemos a pensar que decenas de generaciones a lo largo de los siglos han franqueado las mismas puertas o han observado a través de las mismas ventanas. Recopilamos en el siguiente texto cinco de los pueblos medievales que han demostrado ser “a prueba de tiempo”.
CASTLE COMBE (REINO UNIDO)
Se le conoce como «el pueblo más bonito de Inglaterra»;. Y razón no les falta. Este pequeño poblado de apenas 350 habitantes ubicado en el sur de Inglaterra es una joya armónica que desde hace poco más de un siglo ha despertado el interés de miles de turistas. No sólo es admirable su iglesia medieval, levantada durante el siglo XIII, o su famoso Market Cross (la cruz del mercado), construido un siglo después, sino sus hermosas y pintorescas casas, así como la tranquilidad y el sosiego que se respira en sus calles. Todos estos detalles han llamado la atención de varios cineastas, entre ellos Steven Spielberg, quien decidió rodar en el ámbito de Castle Combe su película War Horse. Por supuesto el consagrado director norteamericano se alojó en otra de las reliquias del poblado, el hotel cinco estrellas Manor House, una edificación del siglo XIV que abarca más de 1.500 m2 y uno de cuyos propietarios, Sir John Falstaff, fue inmortalizado por William Shakespeare en Henry IV.
CARCASSONNE (FRANCIA)
La ciudad de Carcassonne arrastra una historia de más de 2.500 años, pero sus imponentes murallas, torres, puentes levadizos, calles empedradas y majestuosas puertas que parecen
separar dos dimensiones de la realidad, fueron edificadas en su mayoría durante la Edad Media. Esta ciudad fortificada, que en la actualidad es uno de los lugares más atractivos del sur de Francia, era desde épocas pre romanas un punto clave en el comercio con la península Ibérica y los pueblos costeros del Mediterráneo, de ahí que sus murallas fuesen indispensables para su defensa. Sin embargo, este complejo arquitectónico, que alberga un castillo como nervio central de la fortificación, cayó en el abandono durante varios siglos, hasta que a mediados del XIX el arquitecto Eugène Viollet-le- Luc inició un largo proceso de restauración que acabó recuperando la magnitud y belleza de Carcassonne. Cuentan los lugareños que esta antigua fortaleza sirvió de inspiración a Walt Disney para ambientar el cuento de La bella durmiente, y a la ONU para declararla Patrimonio de la Humanidad en 1997. El Estado francés ya la había elevado a la categoría de Grand cite national, y el castillo y sus murallas fueron declarados Monumento histórico.
CIVITA DI BAGNOREGIO (ITALIA)
Le llaman “la città che scompare” (el pueblo que desaparece) porque está construido sobre una montaña arenosa que infatigablemente se erosiona, de igual modo que la Ciudad de México se hunde en el lago sobre la que está edificada. Pero a diferencia de la capital azteca, que alberga más de 20 millones de almas, Civita di Bagnoregio está habitada sólo por 13 habitantes en invierno y cerca de cien en verano. Este particular poblado, ubicado a 120 kilómetros al norte de Roma, fue fundado por los etruscos hace más de 2.500 años. Los creyentes que quieran visitar la casa del pueblo donde nació y creció San Buenaventura, deberán conformarse con saber que, hace ya varios años, se despeñó por uno de los bordes del acantilado, igual que buena parte de las edificaciones. En la actualidad, esta aldea es una especie de isla a la que se puede acceder sólo a través de un puente peatonal. No es descabellado pensar entonces que el tiempo se ha detenido en Civita di Bagnoregio.
TALLÍN (ESTONIA)
Es la capital de Estonia y le llaman “la perla medieval de Europa”. Sus calles empedradas, buena parte de sus edificios administrativos y religiosos, así como otras edificaciones privadas, se remontan más allá del siglo XI manteniendo su forma original. De hecho, el casco antiguo de Tallín es conocido por ser uno de los mejor preservados del mundo. Basta con decir que el edificio de su alcaldía es el único de estilo gótico en el norte de Europa que ha permanecido intacto desde su construcción, año 1404. Aún se conservan 26 de las 46 torres originales que se construyeron a lo largo de los 1,9 kilómetros de murallas que protegen el casco antiguo. Dichas murallas datan del siglo XIV y es otro ejemplo del gran trabajo de conservación que han empleado los habitantes de esta ciudad. Por todos estos motivos, la UNESCO declaró a la ciudad vieja de Tallín como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Pero los datos de interés de esta hermosa ciudad báltica no dejan de sorprender a quien se interesa por ella. Por ejemplo, a pocos metros de la alcaldía encontramos Raeapteek, la farmacia más antigua de Europa (muchos dicen que del mundo) aún en funcionamiento. Este negocio ha abierto sus puertas ininterrumpidamente ¡desde hace seis siglos! También presumen los habitantes de Tallinn de haber instalado el primer árbol de Navidad de que se tenga noticia, por allá por 1441.
BESALÚ (ESPAÑA)
A poco más de cien kilómetros de Barcelona se encuentra Besalú, un poblado de 2400 habitantes que ya en el siglo XI era considerado uno de los condados más importantes de Cataluña. La mayoría de sus antiguas construcciones provienen de la Edad Media y en la actualidad se le calsifica como uno de los municipios mejor conservados de España. Centenares de turistas se acercan con especial interés durante la primera de septiembre, cuando se realiza el “Besalú Medieval”, un evento en el que el ambiente retrocede 1.000 años: los habitantes desempolvan sus viejos trajes medievales y tenderetes antiquísimos, reaparecen trovadores, miembros de la corte, artesanos y otros personajes que recrean escenas típicas de la Edad Media. Es fácil creérselo porque entre aquellas paredes evidenciando siglos de historia, resulta factible pensar que el tiempo se ha detenido.